Estudios

INVESTIGAN SI EN EL DOLMEN DE MONTELIRIO HAY OTRO DOLMEN MENOR
 Excavaciones arqueológicas en el dolmen de Montelirio. - 


Las últimas excavaciones arqueológicas en el lugar dejan al descubierto una serie de tesoros, entre ellos un colmillo de elefante de más de medio metro y 5.000 años de antigüedad.


Las tierras de Castilleja de Guzmán guardan más secretos que los que hasta hace poco ocultaba el dolmen de Montelirio. Bajo la sombra de la antigua tumba de la Edad del Cobre, posible alojamiento de una dinastía, asoma un tesoro que consiguió enterrar un proyecto urbanístico y que está a punto de resurgir de la mano del grupo de investigación Atlas, de la Universidad de Sevilla.

Estos expertos quieren desmontar una teoría que la Junta de Andalucía llegó a mencionar en 2007: que lo hallado alrededor del dolmen eran pequeñas estructuras funerarias. “En este lugar hay un dolmen de 22 metros de longitud, que es el quinto de mayor tamaño conocido en el asentamiento prehistórico de Valencina de la Concepción”, rebate Leonardo García Sanjuán, que encabeza un grupo que hace poco recibió la oferta de retomar el trabajo desempeñado hace unos años por José Peinado Cucarella.

La labor de este arqueólogo se centró en investigar el entorno del dolmen, conocido técnicamente como PP4 de Montelirio. Para su sorpresa, se hallaron decenas de estructuras de carácter funerario, como pequeños dólmenes, junto a otras de tipo residencial, como fondos de cabaña y silos de almacenamiento.

En una primera estimación, se localizaron los restos óseos de unas 180 personas, además de un legado “que puede ser incluso mayor que el del dolmen de Montelirio”, donde se concluyó hace dos meses la segunda fase de las excavaciones arqueológicas y hallaron figuras que representan cerdos y aves, bellotas y hasta un peine de marfil.

El tesoro recopilado está formado por cientos de objetos, que fueron enviados al Museo Arqueológico de Sevilla. Ese gran muestrario de la Edad de Cobre lo conforman vasijas de cerámica, puñales de cuarzo, cuentas de collar, alabardas de sílex, puntas de flecha, figuras zoomorfas y hasta conchas que prueban la proximidad que tenía el Aljarafe con el mar.

Los investigadores de Atlas analizarán en profundidad este legado, en el que sorprende la presencia de un colmillo de elefante, no sólo por lo inusual, sino por su tamaño, que alcanza el medio metro. “Estaba dentro de la tumba central y cabe recordar que el marfil era por aquel entonces un objeto de lujo”, aclaró Leonardo García Sanjuán. Uno de sus compañeros, Carlos Odriozola, ahonda en esta peculiaridad, pero más enfocada en el lugar de origen del colmillo, que podría ser “o del norte de África o de Asia”, lo que implicaría que recorrió una distancia bastante “considerable para aquel tiempo”.

La labor que va a emprender el grupo, que incorporará también a Manuel Vargas, arquitecto municipal de Valencina de la Concepción, consistirá en identificar y hacer un registro de lo que se halló en su día y que se oculta y conserva en los almacenes del Museo Arqueológico de Sevilla.

Del mismo modo, están dispuestos a pedir ayuda a la Consejería de Cultura, que se ha volcado en los últimos meses en la puesta en valor de los dólmenes –como prueba su catalogación como Bien de Interés Cultural (BIC)– para recuperar un proyecto que reconocen que está sin terminar.

En cualquier caso, estos investigadores aseguran que será un trabajo arduo, que durará varios años, y que servirá para desentrañar los secretos de una civilización que, hace cerca de cinco milenios, vivió y creció en la cornisa del Aljarafe.

Fuentes de información
Paco Cazalla  
El Correo. Iñaki Alonso
Asociación los Dólmenes

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