sábado, 15 de septiembre de 2012

Estudio del Barrio Metalúrgico del yacimiento del III milenio a.n.e. en Valencina de la Concepción


La primera industria del cobre especializada de la Península Ibérica se desarrolló al comienzo del Tercer milenio a.n.e. con la aparición de los asentamientos minero-metalúrgicos en su principal región minera (la Faja Pirítica del suroeste). Entre el 2750 y el 2500 a.n.e., sin embargo, y derecho al centro del Valle del Guadalquivir, el gran asentamiento agrícola que organizó el territorio desarrolló un nuevo nivel deintensificación metalúrgica con la creación de los primeros barrios industriales. Como forma de explicar esta nueva situación, presentamos los resultados de la investigación sistemática (análisis microespacial, datación por radiocarbono; estudio petrológico, geoquímico, metalográfico e isotópico de minerales, escoria y productos, …) llevada a cabo en uno de ellos, el que se desarrolló en el principal y más grande centro político del Valle del Guadalquivir durante la primera mitad del Tercer milenio a.n.e.: Valencina de la Concepción (Sevilla,España).
1. Introducción
El concepto de la metalurgia prehistórica del oeste europeo, su cronología, desarrollo tecnológico y social, y
sus efectos sobre las relaciones sociales y el entorno, ha cambiado radicalmente en la última década tras la
publicación de los resultados de los proyectos de investigación ODIEL I-II y PIGMALIOM 1,2,3
desarrollados en el suroeste de España por el “Grupo Midas” (Universidad de Huelva). Por reconocer la
existencia, al comienzo del Tercer milenio a.C, de una actividad industrial de tecnología compleja (Nocete, 2004; Sáez et al., 2003), alto grado de organización social (Nocete, 2001, 2006) y un volumen de actividad que trajo consigo el primer impacto medioamental a escala regional (Nocete et al., 2005b, 2006), el paradigma disciplinario que ancló esta actividad en una esfera doméstica y de escaso desarrollo tecnológico (Chapman, 1990, 2003; Delibes y Fernández, 1993; Gilman, 1991; Montero, 1993;Rothemberg, 1990; Rovira, 2002) hasta la incorporación de la Península Ibérica dentro de la órbita de las redes intersociales del Primer milenio a.n.e. del este Mediterráneo (Gills, 1995; Gills y Frnak, 1993), ha sido superado.
Una colonia minera especializada y dependiente y un asentamiento metalúrgico fueron identificados tras la excavación sistemática en 1995 del asentamiento de Cabezo Juré (Nocete et al., 1999, 2000), localizado en el centro de una de las más importantes regiones mineras de la Tierra (suroeste de la Faja Pirítica) (Sáez et al., 1996). Su actividad estaba determinada por un alto y desconocido grado de complejidad tecnológica (Sáez et al., 2003), una rígida división espacial del trabajo (Nocete, 2004), y una producción industrial optimizada (Nocete, 2006), que contribuyó, junto a otros asentamientos similares (Nocete, 2005), a un fuerte proceso de deforestación y polución por metales pesados a escala local y regional hacia la primera
mitad del Tercer milenio a.n.e. (Nocete et al., 2005b, 2006).
En Cabezo juré, un grupo de élite sin un enlace directo garantizado a las actividades mineras y metalúrgicas, por un control exclusivo de los medios de destrucción (fortificaciones y armas), almacenaje (depósitos de agua y graneros) y reproducción social (productos exóticos, …) la actividad metalúrgica especializada y dependiente y la circulación de sus productos en una estructura intersocial de relaciones centro/periferia que afectaron a la totalidad del sur de la Península Ibérica (Nocete, 2001, 2004, 2006;Nocete et al., 2005ª).
Sin embargo, este sistema especializado de asentamientos mineros - de fundición en las áreas de extracción del cobre no fue el único que dominó la primera especialización metalúrgica del suroeste. En el centro del
Valle del Guadalquivir, alejado más de 30 kilómetros de cualquier fuente de suministro de cobre, los grandes centros políticos que jerarquizaron la red territorial instrumentaron un nuevo episodio de gran complejidad técnica y social, así como de gran impacto en el entorno y en las relaciones intersociales.
Este nuevo sistema, identificado en 1999 gracias al análisis sistemático de los restos arqueológicos desde
diversos centros jerárquicos del territorio a lo largo del Valle del Guadalquivir en el Tercer milenio, como
Valencina (Sevilla), Amarguillo (Sevilla), Carmona (Sevilla), Marroquíes (Jaén) y Úbeda (Jaén) (Cabrero,
1997; Conlin, 2003, Nocete, 2001), ha encontrado su explicación siguiento el análisis integral de un barrio de fundición en el más grande y más importante de esos centros: Valencina de la Concepción (Sevilla) (Fig.1). En este papel, presentaremos una evaluación de los resultados iniciales de su caracterización, así como de los análisis orientados hacia defender las variables cronológicas y técnicas de los procesos de producción metalúrgica desarrollados en su interior.
2. La identificación de un barrio metalúrgico especializado en el más grande de los asentamientos del Valle del Guadalquivir durante el Tercer milenio a.n.e.: Valencina de la Concepción El yacimiento arqueológico de Valencina ha sido un punto de referencia en la prehistoria de la Península Ibérica hacia finales del siglo XIX de nuestra era, debido a la magnitud de sus tumbas prehistóricas, la riqueza de sus productos y la innumerables intervenciones llevadas a cabo (Murillo, 2006). No obstante, la ausencia tanto de un programa de investigación integral del mismo, como de un análisis comparativo de sus registros, en un marco diacrónico y regional, no ha permitido, hasta esta última decada, reconocer la existencia de áreas diferenciadas en su interior ni que nos estuviéramos enfrentando al principal centro político de la primera estructura social jerarquizada del oeste europeo (Nocete, 2001; Nocete et al., 2005b).
Con más de 400 hectáreas de superficie arqueológica (Vargas, 2003), el asentamiento representa no sólo el más extenso de la Prehistoria reciente del sur de la Península Ibérica, sino también la cabeza de una red territorial jerarquizada en el Valle del Guadalquivir hacia el Tercer milenio a.n.e. (Nocete, 2001). Adicionalmente, su posición periférica con respecto al sistema que jerarquizó, su localización próxima a la salida marítima y la presencia en su interior de productos procedentes de todos los ámbitos geográficos del sur de la Península Ibérica y del norte de África, lo convirtieron en una puerta de entrada/salida y nudo de distribución de los productos procedentes de las redes locales, regionales, suprarregionales y transcontinentales (Nocete et al., 2005b).
Las excavaciones preventivas llevadas a cabo entre 2002 y 2004 delante de la zona de necrópolis (Fig. 1), lugar con el mayor número de tumbas monumentales del Tercer milenio a.n.e. en la Península Ibérica, con el fin de mitigar los efectos del crecimiento urbano del municipio de Valencina (Matarrubilla-Zona de Nueva Valencina). Las excavaciones identificaron una zanja desviada de 500 metros de longitud con una dirección Este-Oeste , una sección en “V”, de entre 3 y 7 metros de profundidad y entre 4.50 y 6.00 metros de ancho. De tal modo, fue definido no sólo como el límite sureste del asentamiento que contenía las estructuras habitacionales, sino también, por primera vez, como delimitación del espacio ocupado, separando el asentamiento de la zona de necrópolis.
Dos fechas de radiocarbono obtenidas de la base y el nivel de cubierta de la zanja (Tabla 1, ejemplos nº 1 y 2, MR2) esteblecieron su secuencia cronológica y, con ello, el periodo de máxima extensión del asentamiento: entre 2750 y 2500 a.n.e. (4150 + 50 BP y 4045 + 50 BP).
Por otro lado, el análisis de la secuencia polinológica de la fosa dentro de esos dos valores cronológicos identificó un paisaje fuertemente alterado por una actividad agrícola prolongada donde el bosque de ribera del Valle del Guadalquivir ya había desaparecido. La escasa presencia de especies arbustivas (0,25%: Cistus ladanifer, Calluna vulgaris, Rhamnus alternus, Myrtus cumunis, Lavandula stoechas, jasmines, …) y un ausente y simbólico bosque mediterráneo (polen de árbol menor al 7%:Quercus rotundifolia y Olea europea) fueron el resultado de la intensidad de las actividades agrícolas que se manifiesta en el predominio de pastos y tierras cultivadas (Brassiaceae, apiaceae, plantago, Poaceae, cerealia, chanopodium) rodeado de humedales (Cyperaceae, typha, concerticystes).
Más aún, a pesar de ese claro perfil agrícola, ninguno de los registros arqueológicos obtenidos en los 88,162 m2 del espacio habitable del interior de la excavación muestran evidencias de herramientas asociadas a una producción agrícola, transformación o almacenamiento. Los fuertes y recientes procesos de erosión sólo han permitido la conservación de los elementos subterráneos de 198unidades estructurales, las cuales habían sido erigidas originalmente con paredes de adobe, madera y fibras vegetales y agrupadas en cuatro concentraciones Sectores I, II, III y IV) separadas por zanjas similares y perpendiculares a la primera, con un trazado norte-sur de alrededor de 150 metros de longitud.

Fuente:F. Nocete et al. / Journal of Archaelogical Science 35 (2008)
FIN DEL 1º CAPITULO........continuará.

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